Principios y valores: conoce cuál es el rumbo de tu integridad

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Principios y valores: conoce cuál es el rumbo de tu integridad

Estamos acostumbrados a oír expresiones del tipo “Hacer esto va contra mis principios” o “Actualmente hay una gran crisis de valores”. Pero, ¿a qué se refieren exactamente? ¿Son solo frases hechas que hablan sobre nuestras opiniones a un nivel superficial? Desde luego que no, pero merece la pena detenerse por un momento a hacer una distinción entre ambos, dado que no significan lo mismo aunque tengan muchas cosas en común.

Nuestros principios son una parte del marco de creencias con el que nos movemos por el mundo: un enorme archivo interior acerca de quiénes somos, cómo funciona el mundo, cómo son los demás, qué hay después de la muerte y demás temas trascendentes. Nuestros principios están ahí, son creencias muy sólidas con las que nos movemos por la vida, como si fueran nuestro propio “libro de estilo” forjado a lo largo de los años gracias a nuestras experiencias y a las personas con las que nos relacionamos. Básicamente, indican lo que creemos que está bien o mal.

Por ejemplo, alguien puede decir que entre sus principios está el de que los impuestos deben pagarse, que no se debe traicionar a un amigo o bien que cualquier fin justifica cualquier medio. Por eso aceptará o rehusará realizar algo en función de si eso es congruente o no con sus principios.

freedom

Pero, ¿qué pasa si un principio se contradice con otro? Alguien puede pensar: Ante un trabajo, creo que uno debe siempre seguir los dictados de su conciencia y no venderse a la primera de cambio… Pero también creo que existen oportunidades ocultas y que, ya que ningún trabajo es perfecto al cien por cien, debemos ser flexibles, por lo que he decidido aceptar ese puesto aunque en él se hacen cosas con las que no coincido.

Naturalmente, no todos nuestros principios tienen el mismo grado de solidez. ¿Quién no recuerda la famosa frase de “Estos son mis principios pero, si no le gustan, tengo otros?”. Por supuesto, también pueden cambiar y evolucionar con el tiempo. Además, la manera en que nuestros principios nos conducen por la vida está influida por nuestros valores…Que también pueden llegar a ser muy flexibles.

¿Qué es un valor? Como su mismo nombre indica, un valor es algo que valoramos mucho, algo a lo que damos mucho valor, algo que para nosotros es muy valioso. Como en el caso de los principios, el valor tiene distintos grados de solidez y por eso no todas las cosas que valoramos son igual de importantes para nosotros. Esto nos permite sacrificar algunas de ellas por el camino –aunque eso, en realidad, vaya en contra de nuestros principios- para así poder salvar ciertas situaciones o adaptarnos a nuestro entorno.

Woman smiling arms raised up to blue sky, celebrating freedom

De este modo, la ‘coherencia con la propia conciencia’ es un valor para aquella persona, como también lo es la flexibilidad. Entre medias, están sus principios: lo que cree que uno debe hacer ante un determinado dilema. Y, como resultado final de toda esa mezcla, de ese choque de creencias y valores, está lo que decide hacer al final, su conducta.

La vida es muy compleja y no siempre es posible ser coherentes al cien por cien con lo que creemos correcto, o lo que decimos a los demás que nos parece correcto. Pretender ser un ejemplo de lo que cada uno considera que es la virtud puede estar bien, pero la partida de ajedrez en la que nos toca movernos exige sacrificar caballos para salvar reyes, cambiar criterios en el último momento, desechar viejas creencias y formular otras nuevas o bien defender hasta las últimas consecuencias aquello que es más valioso para nosotros.

Nuestros valores y principios, que guardan una estrecha relación entre sí, tienen una enorme influencia en nuestra conducta, pero no son nuestra conducta. Igual que saber montar en bicicleta no predice por sí mismo que ejecutaremos la acción de montar en bicicleta, dar mucho valor a la amistad y creer que a las amistades hay que cuidarlas no garantiza por sí mismo que nunca pasaremos por encima de ningún amigo o que lo llamaremos con regularidad por teléfono para ver qué tal está. Del mismo modo, valorar por encima de todo la integridad profesional puede que no evite que alguna vez trabajemos en algo de lo que no nos sintamos orgullosos… Quizá por salvaguardar un bien mayor.

Por eso, cierta incoherencia es normal e, incluso, necesaria. Eso sí, en la medida en que la distancia entre la acción final y los supuestos principios y valores se vaya haciendo mayor…Con más claridad se pondrá de manifiesto la falta de robustez de esos principios y valores. De ahí la importancia de prestar atención a esta distancia, si queremos vivir con una razonable dosis de integridad y coherencia.

rafael_san_romanRafael San Román es licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, terapeuta especializado en counselling y terapias de tercera generación, formador en talleres sobre duelo y pérdidas y autor del blog Psicoduelo

 

 

 

 

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